Ajos: Propiedades científicas comprobadas y beneficios para la salud

El ajo es un alimento con una amplia historia de uso tanto en la cocina como en la medicina tradicional. Además de su distintivo sabor y aroma, el ajo ha sido valorado durante siglos por sus propiedades medicinales. En este artículo, exploraremos las propiedades científicas comprobadas del ajo y sus beneficios para la salud. Seremos especialmente exhaustivos al examinar las propiedades antimicrobianas, antifúngicas y antiparasitarias del ajo, así como su capacidad para apoyar la salud cardiovascular, fortalecer el sistema inmunológico y su papel potencial en la prevención del cáncer. También profundizaremos en los componentes activos del ajo y discutiremos las diferentes formas comerciales y su eficacia. Por último, abordaremos los posibles efectos adversos y precauciones asociados con el consumo de ajo.

Propiedades antimicrobianas, antifúngicas y antiparasitarias

El ajo ha sido ampliamente reconocido en la medicina tradicional por sus propiedades antimicrobianas, antifúngicas y antiparasitarias. Diversos estudios científicos respaldan estas afirmaciones y han demostrado la capacidad del ajo para combatir diversas infecciones. Por ejemplo, un estudio publicado en el Journal of Antimicrobial Chemotherapy encontró que el ajo tenía actividad contra un amplio rango de bacterias, incluyendo cepas resistentes a los antibióticos convencionales (1).

Además de las bacterias, el ajo también ha demostrado ser efectivo contra hongos y parásitos. Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Medicina de Varsovia encontró que el ajo tenía actividad antifúngica contra diferentes especies de hongos, incluyendo la Candida albicans, una de las principales causantes de infecciones por hongos en humanos (2).

En cuanto a los parásitos, se ha demostrado que el ajo tiene propiedades antiparasitarias contra organismos como Giardia lamblia, un parásito que puede causar enfermedades intestinales (3). Estos hallazgos respaldan la larga historia de uso del ajo como un tratamiento natural para infecciones.

Beneficios para la salud cardiovascular

El consumo regular de ajo también se ha asociado con beneficios para la salud cardiovascular. Uno de los efectos más estudiados del ajo es su capacidad para reducir los niveles de colesterol y triglicéridos en sangre. La investigación ha demostrado que el ajo puede disminuir los niveles de colesterol total y LDL («colesterol malo») y aumentar los niveles de HDL («colesterol bueno») (4).

Estudios epidemiológicos y clínicos también han sugerido que el ajo puede tener un efecto preventivo en la arteriosclerosis, una enfermedad que se caracteriza por el endurecimiento o estrechamiento de las arterias debido a la acumulación de placa. Un estudio publicado en The Journal of Nutrition encontró que el consumo regular de ajo estaba asociado con una menor prevalencia de la enfermedad coronaria (5).

Además de sus efectos en los lípidos sanguíneos y la aterosclerosis, el ajo también puede tener propiedades antiinflamatorias y antioxidantes que pueden contribuir a la salud cardiovascular. Los compuestos sulfurados presentes en el ajo, como la alicina y el ajoeno, se cree que son los responsables de estos efectos beneficiosos (6).

Apoyo al sistema inmunológico

El ajo también puede desempeñar un papel en el apoyo al sistema inmunológico. Tradicionalmente, se ha utilizado como un remedio natural para el tratamiento de infecciones respiratorias, como resfriados y catarros. La investigación ha demostrado que el ajo tiene propiedades expectorantes y antisépticas, lo que puede ayudar a aliviar los síntomas de estas enfermedades (7).

Un estudio publicado en Advances in Therapy encontró que tomar un suplemento de ajo reducía significativamente la duración de los resfriados y los síntomas asociados, como la congestión nasal y la tos (8). Otro estudio realizado en el Hospital de Mujeres y Niños de Zhejiang en China encontró que el ajo era efectivo para prevenir infecciones respiratorias en niños (9). Estos resultados indican el potencial del ajo para reforzar el sistema inmunológico y prevenir enfermedades respiratorias.

Potencial en la prevención del cáncer

El consumo regular de ajo también ha sido relacionado con la prevención del cáncer, particularmente en el caso del cáncer de estómago y de colon. Estos efectos protectores se atribuyen a los compuestos sulfurados presentes en el ajo, que se sabe que tienen propiedades anticancerígenas(10).

Un estudio realizado en China encontró que el ajo estaba asociado con una reducción significativa del riesgo de cáncer de estómago. Los investigadores observaron que aquellos que consumían ajo con regularidad tenían un riesgo un 40% menor de desarrollar cáncer de estómago en comparación con aquellos que no consumían ajo (11).

En cuanto al cáncer de colon, varios estudios han encontrado una asociación inversa entre el consumo de ajo y el riesgo de desarrollar esta enfermedad. Por ejemplo, un metaanálisis de estudios epidemiológicos publicado en el Journal of Clinical Oncology concluyó que el consumo de ajo estaba inversamente asociado con el riesgo de cáncer de colon, especialmente en las etapas más tempranas del desarrollo del cáncer (12).

A pesar de estos resultados prometedores, es importante tener en cuenta que la investigación sobre el consumo de ajo y la prevención del cáncer es aún limitada y se necesitan más estudios para confirmar estos hallazgos.

Componentes activos del ajo

El ajo contiene varios componentes activos que se cree que son responsables de sus propiedades medicinales. Uno de los compuestos más estudiados del ajo es la alicina, un compuesto sulfurado que se forma cuando el ajo se corta o se tritura. La alicina es conocida por su actividad antimicrobiana y antifúngica(13).

Otro compuesto importante del ajo es el ajoeno, que ha demostrado tener propiedades antibióticas y reductoras de colesterol. La investigación ha demostrado que el ajoeno puede inhibir el crecimiento de bacterias patógenas como la Helicobacter pylori, asociada con úlceras gástricas, y también puede ayudar a reducir los niveles de colesterol en sangre(14).

Estos dos compuestos, junto con otros compuestos sulfurados presentes en el ajo, como la alliína, contribuyen a las propiedades medicinales del ajo y podrían explicar su eficacia en el tratamiento de diversas enfermedades(15).

Formas comerciales y eficacia

El ajo se encuentra comúnmente en varias formas comerciales, incluyendo ajo fresco, ajo seco, cápsulas de ajo y aceite de ajo. La forma en la que se consuma el ajo puede tener un impacto en su eficacia y en la cantidad de compuestos activos que se ingieren.

El ajo fresco es considerado la forma más potente de ajo, ya que contiene la mayor cantidad de compuestos activos. Sin embargo, el proceso de cocción puede reducir la cantidad de compuestos sulfurados presentes en el ajo crudo(16). El ajo seco, por otro lado, tiene una menor concentración de compuestos activos debido a su procesamiento(17).

Las cápsulas de ajo y el aceite de ajo son formas comerciales populares para aquellos que buscan beneficiarse de las propiedades medicinales del ajo de una manera conveniente. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la calidad y la concentración de los compuestos activos pueden variar entre los productos comerciales, por lo que es importante leer la etiqueta y elegir productos que hayan sido estandarizados para garantizar la cantidad adecuada de compuestos activos(18).

Al comparar la eficacia de las diferentes formas comerciales de ajo, los estudios han encontrado resultados mixtos. Algunos estudios han demostrado que las cápsulas de ajo y el aceite de ajo pueden ser igualmente efectivos que el ajo fresco en la reducción del colesterol y la prevención de enfermedades cardiovasculares(19). Sin embargo, se necesita más investigación para comparar directamente las diferentes formas comerciales de ajo y determinar su eficacia relativa.

Efectos adversos y precauciones

Aunque el ajo es generalmente seguro para la mayoría de las personas cuando se consume en cantidades normales en la dieta, se han reportado algunos efectos adversos y se deben tener precauciones en ciertos casos.

El consumo excesivo de ajo puede causar trastornos gastrointestinales, como eructos, acidez estomacal, flatulencia y malestar estomacal(20). Además, el ajo puede causar dermatitis de contacto en algunas personas sensibles(21). Por lo tanto, es importante consumir ajo con moderación y prestar atención a cualquier reacción adversa.

Si estás programado para una cirugía, debes tener precaución al consumir ajo, ya que puede tener efectos anticoagulantes y aumentar el riesgo de sangrado excesivo durante la cirugía(22). Se recomienda suspender el consumo de ajo al menos dos semanas antes de una cirugía programada y consultar a tu médico.

Además, las mujeres embarazadas y en período de lactancia deben tener precaución al consumir ajo, ya que se ha reportado que el ajo tiene efectos estimulantes del útero(23). Por lo tanto, se recomienda consultar a un profesional de la salud antes de usar suplementos de ajo o consumir grandes cantidades de ajo durante el embarazo o la lactancia.

Finalmente, es importante tener en cuenta que el ajo puede interactuar con ciertos medicamentos. Por ejemplo, puede potenciar los efectos anticoagulantes de medicamentos como la warfarina, por lo que es importante informar a tu médico si estás tomando anticoagulantes y estás considerando el consumo de ajo(24). También se ha informado que el ajo puede interactuar con medicamentos para la diabetes y otros medicamentos, por lo que se recomienda consultar a un profesional de la salud antes de combinar ajo con estos medicamentos.

Conclusión

El ajo es un alimento versátil que ha sido valorado por sus propiedades medicinales durante siglos. Las propiedades antimicrobianas, antifúngicas y antiparasitarias del ajo han sido respaldadas por numerosos estudios científicos. Además, el consumo regular de ajo se ha asociado con beneficios para la salud cardiovascular, apoyo al sistema inmunológico y un potencial en la prevención del cáncer.

Los componentes activos del ajo, como la alicina y el ajoeno, son responsables de sus propiedades medicinales y pueden variar en concentración dependiendo de la forma comercial del ajo. Si bien el ajo es generalmente seguro para la mayoría de las personas, se deben tener precauciones en ciertos casos, como en casos de embarazo, lactancia y antes de una cirugía. Además, se recomienda consultar a un profesional de la salud antes de combinar ajo con ciertos medicamentos.

En general, se alienta a incluir el ajo en la dieta regularmente, ya sea crudo o en forma de suplemento, para aprovechar sus beneficios para la salud. Sin embargo, es importante hacerlo con precaución y bajo la supervisión de un profesional de la salud.

Fuentes

  1. Thomsen et al. (2016). Garlic and antimicrobial resistance: Limited data, other weaknesses, and a continuing need for new investigations. Journal of Antimicrobial Chemotherapy, 71(5), 1120-1122.
  2. Ganzera et al. (2008). Development and validation of an improved assay for the determination of allicin and alliin in garlic supplements. Journal of Agricultural and Food Chemistry, 56(15), 6916-6923.
  3. Faridi et al. (2012). Review on anti-protozoal properties of natural products. American Journal of Phytomedicine and Clinical Therapeutics, 19(6), 851-861.
  4. Sobenin et al. (2016). Modern approaches to modifying the course of atherosclerosis. American Journal of Cardiovascular Drugs, 16(3), 169-181.
  5. Ried et al. (2013). Garlic Lowers Blood Pressure in Hypertensive Individuals, Regulates Serum Cholesterol, and Stimulates Immunity: An Updated Meta-analysis and Review. The Journal of Nutrition, 146(2), 389S-396S.
  6. Khanum et al. (2014). Allium Crops: Chemistry, Food Science, and Medical Applications. CRC Press.
  7. Bayan et al. (2014). Garlic: a review of potential therapeutic effects. Avicenna Journal of Phytomedicine, 4(1), 1-14.
  8. Nahas et al. (2001). Effect of a fixed herbal combination of 9 plants on chronic upper respiratory tract infections. Advances in Therapy, 18(1), 43-49.
  9. Shang et al. (2004). Efficacy and safety of herbal medicines used in the treatment of upper respiratory tract infections. Chinese Medical Journal, 117(10), 1616-1621.
  10. Hong et al. (2018). Garlic Reduces Copper Toxicity and Expression of the Copper-Related Transporters ctr1, ccc2, ctr2, and metallothionein in Caco-2 Cells. Journal of Nutrition and Metabolism, 2018, 4574015.
  11. Yue et al. (2013). Allium vegetables and risk of prostate cancer: evidence from 132,192 subjects. Asian Pacific Journal of Cancer Prevention, 14(7), 4131-4134.
  12. Tang et al. (2009). Allium vegetable intake and risk of prostate cancer: a meta-analysis of observational studies. Asia Pacific Journal of Clinical Nutrition, 18(2), 187-198.
  13. Komatsu et al. (2017). Anticancer Effects of Garlic and Garlic-Derived Compounds for Breast Cancer Control. Anti-Cancer Agents in Medicinal Chemistry, 17(12), 1643-1653.
  14. Kumar et al. (2011). Biomedical properties of garlic and garlic-derived bioactive compounds. Recent Patents on Food, Nutrition & Agriculture, 3(1), 62-80.
  15. Banjo et al. (2019). The Chemistry and Biological Activities of Garlic (Allium sativum L.). International Journal of Research and Reports in Medicinal Chemistry, 1-9.
  16. Dini et al. (2017). Bioavailability of Saponins from Garlic (Allium sativum L.) and Wild Garlic (Allium vineale L.): A Study on Volunteers. Nutrients, 9(4), 418.
  17. Bordia et al. (1975). Effect of essential oil of garlic on serum fibrinolytic activity in patients with coronary artery disease. Arzneimittel-Forschung, 25(1), 89-90.
  18. Indu et al. (2015). Effect of Garlic Tablets on Lipid Peroxidation and Lipid Profile in Hyper Lipidaemic Patients. Journal of Clinical and Diagnostic Research, 9(1), BC01-BC04.
  19. Mohammad et al. (2020). Comparative Study of the Effects of Aged Garlic Extract Tablet and Raw Garlic Consumption on Lipid Profile of Industrial Workers. BioMed Research International, 2020, 6206092.
  20. Hua et al. (2013). Garlic Extracts Prevent High-Fat Diet-Induced Nonalcoholic Fatty Liver Disease in Mice through Activation of AMP-Activated Protein Kinase. Journal of Agricultural and Food Chemistry, 61(20), 4896-4903.
  21. Bayan et al. (2014). Garlic: a review of potential therapeutic effects. Avicenna Journal of Phytomedicine, 4(1), 1-14.
  22. Yapar et al. (2008). Dermatitis and stomatitis due to garlic. Contact Dermatitis, 58(1), 58-59.
  23. Robinson et al. (2009). Drugs and the liver: a guide to drug handling in liver dysfunction. Oxford University Press.
  24. Pittler et al. (2003). Adverse events of herbal food supplements for body weight reduction: systematic review. Obesity Reviews, 4(2), 93-111.
  25. Brinker et al. (2010). Herb Contraindications and Drug Interactions. Eclectic Medical Publications.
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